Los gatos adultos, al igual que tú, tienen un carácter ya formado, en base a su genética, su individualidad única y sus experiencias desde que nacieron, sobre todo los primeros meses. Lo que hayan vivido con personas anteriormente puede haber marcado ciertas rutinas o haberles creado un aprendizaje que ahora forma parte de su forma de ser o forma de comunicarse. Hay muchos aspectos que no son parte de su forma de ser y que son mal aprendidas con humanos, como por ejemplo el morder a las personas, que no es una forma de comunicación natural sino aprendida. Estos aspectos se pueden trabajar perfectamente de forma positiva y ayudar al gato a comunicarse de una manera equilibrada sin morder, dándole además lo que necesite para sentirse bien y sin estrés. Lo que es un carácter natural es ser tímido, activo, juguetón, mimoso, territorial, independiente o todo lo contrario, y un sinfín de posibilidades. Cada gato es un ser individual único y a la hora de adoptar uno, debemos conocerlos para conectar con ellos y sentir cuál es más compatible con nuestra forma de ser, nuestras rutinas y vivienda. Un compañero de vida no se puede elegir por conveniencia, capricho ni racionalizando, hay que conocerle y conectar. Y si hay algún problema al llegar a casa, como por ejemplo agresividad, eliminación fuera del arenero, maullidos, debemos tener en cuenta que son síntomas de estrés y/o enfermedad, no problemas de comportamiento ni manías adquiridas. Y que precisamente los gatitos criados por humanos sin experiencia y sin otros gatos, son los que más problemas de este tipo tienen después. Los gatos adultos no cambiarán su carácter salvo los aspectos mencionados anteriormente, lo que no es natural en ellos sino un síntoma de estrés que hay que trabajar. Es uno de los motivos por los que recomendamos adoptar un adulto, cuando le conoces, puedes sentir cómo es. Al ofrecerle un espacio libre de estrés y el adecuado para su carácter y necesidades, lo que sí cambiará es que verás a este gato adulto mostrándose tal como es, sin estar cohibido, sintiéndose agusto y feliz.