Dependiendo siempre del carácter de nuestro gato, pero suelen pasar cosas como que nuestro gato de siempre deja de hacer sus rutinas de cada día, ya no duerme conmigo, me bufa, no me deja tocarle, está raro, distante. Y empezamos con nuestra locura mental: mi gato se ha enfadado conmigo porque he metido a otro gato, ya no es hijo único y ya no me quiere como antes.

Sabemos que para la mayoría de los gatos la llegada de otro animal es fuerte. Les genera una gran inseguridad.

¿Los primeros días te bufa? Normal. Porque le intentas tocar, le agobias, cuando está tenso y alerta por que se siente amenazado. Debes dejarle espacio. No está enfadado contigo, no tiene esos pensamientos. Está adaptándose a la situación actual. Un intruso, me pongo en alerta, a la defensiva, necesito controlar la situación. Y eso es lo que debemos dejarle hacer. Ya sabéis que juntar gatos con gatos en interior es complicado y necesitan ayuda para ello.

Ya no viene a dormir contigo porque no se siente seguro, ya no hace las mismas rutinas de antes por lo mismo. Sigue tenso contigo porque le agobias, te sientes culpable y le agobias más, queriendo tocarle y que te vuelva a querer como siempre. Déjale su espacio.

Si encima el otro gato o perro es un terremoto, ten por seguro que tu gato va a apartarse del todo. Buscará un lugar de seguridad desde donde le podrá observar pero no se mezclará con él en un tiempo, sobre todo si es muy movido y tu gato no.

En estado de alerta e inseguridad un gato no puede jugar. Si se siente inseguro ante otro animal o persona necesita tener la atención al 100%, vigilando. Si juega, come, pierde esa atención y se vuelve vulnerable, no se lo puede permitir.

Igual pasa si el otro juega muy brusco y ocupa todo el espacio. Si tu gato está cerca, se le tirará encima a jugar de esa manera, por tanto, se mantiene distante, mientras el otro gato, que es mucho más sociable, va ocupando todos los espacios que quiere en casa, ya que tu gato huye del conflicto, no se enfrenta y le deja todo el espacio que el otro reclama. No se trata de “ya no me quieres”, sino de evitar el conflicto. Cuando los gatos se lleven bien, tu gato volverá a dormir contigo, a ocupar los espacios de siempre, a dejarse tocar como siempre. Pero mientras se sienta inseguro con el otro animal delante o en casa, lo seguirás notando distante. ¡No está enfadado contigo! Para los gatos la distancia de seguridad es vital.

También pasa cuando el gato nuevo u otro gato pero con mayor seguridad o carácter más fuerte o sociable está con una persona. Y podemos ver cómo el otro gato nos mira en la distancia. Mira cómo acariciamos al otro gato, cómo nos queremos. Y nosotr@s le miramos y pensamos, pobrecito, está celoso, no debería estar viendo esta imagen, es como si me estuvieran pillando en una infidelidad, me entra la culpa. Pero nada más lejos…. se mantiene a distancia mirando porque tiene miedo a acercarse. Porque si se acerca el otro gato le puede atacar y no quiere. Se siente vulnerable y se mantiene así. No le importa que estés tocando a otro gato, no le duele el corazón por eso. Pero sí se ve afectado por la presencia de ese gato que le incomoda, que le hace sentirse inseguro, y por eso puede pasar estrés.

Además hay gatos que es como si se expandieran, cuando están con una persona sobre todo, ocupan mucho más espacio del que vemos, energéticamente se crea como un campo que nos envuelve y el otro gato se mantiene a distancia de ese campo. Pasa también cuando un gato está ocupando un espacio, es como si se expandiera y los demás gatos no pudieran entrar o intervenir.