En muchos casos está también relacionado con una mala alimentación y ansiedad, el gato con este trastorno suele tener problemas digestivos y carencias de algunos nutrientes y minerales, suele encontrarse mal con la alimentación que recibe, que suele ser alimento seco de mala calidad.

Desgraciadamente los gatos que viven con nosotr@s no pueden elegir su comida, están limitados a lo que les damos, cosa que los gatos en libertad no sufren. Los casos en los que trabajamos en nuestra consulta coinciden siempre en que los gatos están comiendo piensos de gama muy baja (de supermercado), a veces comen sólo una vez o dos al día, muy insuficiente para un gato, y en ocasiones se les está cambiando constantemente de alimentación, con lo cual se generan problemas digestivos, diarreas o estreñimiento. Este problema puede ir unido a otro síntoma como que el gato haga sus defecaciones fuera de la bandeja. No es en sí un problema de comportamiento aunque pueda parecerlo, aunque evidentemente el gato sufre de ansiedad, no se corrige con ansiolíticos.

Es importante mejorar la alimentación de nuestro gato, así como los factores ambientales que pueden estar aféctandole, tanto problemas personales de la familia, como carencias en su entorno para el desarrollo de sus actividades felinas.

Además, mejorar el enriquecimiento ambiental del gato si éste es insuficiente, con elementos necesarios para que desarrolle sus actividades y pueda canalizar el estrés, como rascadores altos, juguetes para incentivar la caza, juegos interactivos, dedicarles tiempo cada día. Y si nosotr@s también sentimos que tenemos ansiedad, estrés, o estamos pasando por una situación personal complicada, busquemos ayuda para encontrarnos mejor, pues el gato, como decimos siempre, es un reflejo nuestro, y muchas veces somatiza problemas que se originaron realmente en nosotr@s, por tanto desaparecerán cuando nos demos cuenta y nos responsabilicemos de lo que es nuestro. La ansiedad no aparece porque sí, ni tampoco los gatos son tontos y tragan objetos extraños para hacerse daño. Es más parecido a una adicción, de alguna manera les llega a reconfortar el mordisquear o succionar y el hábito puede ir a más.

Por eso el Pica nunca se soluciona del todo, pero si mejoramos su alimentación y le ayudamos a vivir sin estrés ni ansiedad, se reduce drásticamente, aunque tengamos que estar pendientes de no dejar hilos, cuerdas, etc. que supongan un riesgo, el gato mejorará muchísimo.