Un gato tímido e inseguro vive más estresado que un gato muy sociable, su carácter influye mucho a la hora de gestionar las situaciones que vive. Un gato inseguro siempre está alerta, depende del grado de inseguridad que tenga o de miedo, puede estar muy estresado y es normal que tenga más problemas que un gato que se adapta mejor a todo, no se sobresalta, es más curioso, más sociable, equilibrado.

En general los gatos tienden a evitar los conflictos, pero los gatos más sociables no sufren tanto estrés como los gatos más inseguros. A veces no se les nota físicamente, pero sí lo acaban somatizando más adelante con problemas de salud. También el destete demasiado temprano influye mucho en el carácter de un gato y su adaptabilidad y socialización. Siempre insistimos en lo importante que es que un gato esté con su madre y hermanos como mínimo hasta los tres meses, pero tendemos a darlos en adopción o separarlos inmediatamente después de destetar, pensando que ya está listo para vivir separado de su familia, pero es justo entonces cuando empieza a tener relaciones sociales con sus hermanos, su madre, su familia, a aprender todo lo que necesita y formar un carácter equilibrado, y no ser ni demasiado tímido, ni perder el autocontrol.

Los gatos han aprendido a convivir con las personas y aún se están adaptando a vivir en interior, pero desde luego han aprendido cómo conseguir algo de las personas. Una actitud cariñosa, un maullido agudo, un roce, un ronroneo de petición, hace que nos movilicemos de inmediato y lo que primero solemos ofrecer siempre a un gato es comida. Para nosotros es altamente satisfactorio ver a un gato recibir la comida que le damos y que se la coma. Aunque tengan comida siempre piden y también la verdad es que siempre piden porque les damos. Tendemos a ofrecerle comida con casi cualquier reclamo que él haga. Los gatos tienen un lenguaje corporal muy rico y variado pero nosotr@s entendemos pocas cosas, y casi siempre interpretamos “quiere comer”. Entonces empezamos una rutina y un hábito de darle de comer cada vez que el gato se roza contigo, o que te mira y te maúlla y empezamos a crear una rutina diaria de la que luego no sabemos cómo salir.

“Es que siempre que estoy aquí me pide comida”, esto es aprendido porque le das siempre. Sobre todo si lo haces a las 3 o 4 de la madrugada pues evidentemente vas a crear una rutina complicada y un problema de estrés. Por eso han desarrollado tantos sonidos a lo largo de su relación con las personas, reaccionamos siempre. Comenzamos entonces a ofrecerle todo tipo de marcas o alimentos a ver cuál disfruta más, y no nos sentimos satisfech@s si no come con ansiedad como si le gustara mucho. Pero después cuando come con ansiedad nos preocupamos, ¿dónde está el punto medio?

Las personas tenemos una relación con la comida algo distorsionada como comentaba antes, la utilizamos incluso como herramienta social y por supuesto como elemento de satisfacción, de celebración. Los seres humanos nos alimentamos muy mal y basamos nuestro alimento en gran parte a lo que nos apetece emocionalmente y no lo que nos va bien o nuestro cuerpo pide o necesita. Cada vez somos más conscientes de esto pero aún queda un largo recorrido para que aprendamos a tener una dieta saludable e individualizada, adaptada a nuestro cuerpo, salud y personalidad. Por lo general tod@s tenemos problemas de estrés y ansiedad y eso se ve muy reflejado en nuestra alimentación. Una gran parte de nuestra población tiene problemas de sobrepeso y de salud. Esto tiene su origen emocional y su consecuencia en la mala alimentación, al igual que pasa con nuestros gatos.

Lo natural para ellos es buscar y cazar su propio alimento sin depender de nadie, para eso son cazadores natos y si han crecido junto a su madre y hermanos en un entorno rural, serán cazadores más experimentados y efectivos.

Pero nuestros gatos de interior no cazan nada (las moscas no cuentan, son entretenimientos esporádicos), no gastan apenas energía ni tiempo en encontrar su alimento. Van caminando hacia un bol de comida y allí está, esa comida aparentemente completa, seca, dura, embolsada, cuyo origen desconocemos. Nada que ver con una presa viva que ellos cazarían y comerían.

Evidentemente la solución no está en traer a casa a pobres ratones para cubrir esta necesidad de nuestro gato, pero existen diferentes dietas, entre las cuales destacamos siempre la dieta natural. Como decíamos antes, el gato está en fase de adaptación a esta vida en interior carente de estímulos y donde su alimentación se ha visto críticamente afectada. Por eso está en nuestra mano ayudarle con esta adaptación, comprendiendo bien cómo funciona su alimentación entre otras cosas, porque es una parte que no estamos haciendo nada bien.